Es verdaderamente preocupante la
capacidad que tiene la sociedad para culpar a los demás de los problemas, sin
ver que de ella misma emanan la mayoría de ellos. Probablemente usted no se
haya percatado, pues es un problema tan antiguo, tan arraigado y ya tan común
que pasa inadvertido en la mayoría de los casos.
El
verdadero problema es que todos culpan al gobierno de sus males, sin darse
cuenta que son ellos mismos la causa. Y no es que me haya vuelto parte del
sistema y lo defienda, siempre me ha parecido ineficaz y hoy más que nunca; la
verdadera cuestión es que la sociedad no ha aprendido a asumir la consecuencia
de sus actos, prefieren culpar a alguien más.
Como
ya lo expuse antes, muchos de nuestros problemas vienen desde casa, una y otra
vez se fomentan actos que, al pasar el tiempo hacen que la gente sea corrupta;
esto podría ser una exageración, pero es lo que nos aleja de países más
desarrollados, no solo es la calidad de la educación que ellos pueden tener, es
también la falta de valores y conciencia –que como sociedad- nunca nos han
fomentado. Los ejemplos más claros los puede notar en su vida diaria; al niño
que en vez de regañarlo, se le aplaude por que en vez de estudiar, copió el
examen, al que se coló en la fila y nadie le dijo nada, al que se roba un dulce
–o cualquier objeto- y se le elogia “por
ser abusado”, al que golpea a los demás y se le motiva porque “así aprende
a defenderse y mostrar su importancia…”
Todos
esos ejemplos crean personas carentes de valores y lo peor es que nadie hace
nada para evitarlo, culpando a las escuelas, a los amigos, los videojuegos, a
la tele, pero no se dan cuenta que el
verdadero culpable es el padre –y madre-
que toleran estas situaciones. Estos niños al crecer, son personas que
no respetan los derechos de los demás, se estacionan en zonas prohibidas o en
doble fila “5 minutos nada más”, se pasan los semáforos en rojo “porque llevan prisa”, gritonean, pisotean, y humillan a la gente “porque
no son iguales a los demás”, si por alguna razón algún patrullero los detiene
le ofrecen dinero para evitar la multa o ya muy comúnmente les presumen sus
influencias, así es como ésta clase de gente –que es la mayoría- es la causante de nuestro pobre desarrollo
como sociedad.
Así
pues, en un país desarrollado si alguien olvida algún objeto –o dinero- muy
seguramente lo encontrara donde lo dejó,
en esta parte del planeta si alguien lo ve, ya está pensando cómo sacarle
provecho, aun cuando la persona que lo haya olvidado este en las cercanías. Si
hay que formarse; todo siempre lleva un orden, nadie empuja ni trata de
colarse, aquí la cosa es todo lo contrario, nadie respeta el espacio y derechos
de los demás.
Hace
algunas semanas dos fenómenos meteorológicos afectaron a nuestro país, uno por
el lado del golfo de México y el otro por el océano Pacifico. Muchos perecieron
y miles perdieron todas sus posesiones, una autentica desgracia. La cuestión es
que muchos responsabilizan al gobierno por ello, y si bien la ineficaz
administración no hizo mucho para evitarlo –sobre todo porque no podía- también
es cierto que la población tampoco tomo las medidas necesarias, ya sabían desde
días antes que algo andaba mal, prácticamente en todos los noticieros se daba
la alarma pues eran dos ciclones y venían
directo. Si a eso sumamos que muchas viviendas estaban construidas al lado
de ríos y en las faldas de cumbres poco seguras, el desastre era inminente. Las
perdidas aun hoy se siguen contando, pero, ¿quién es el verdadero culpable?
Saque usted sus propias conclusiones.
Pretender
culpar sólo al ineficaz gobierno –en cualquiera de sus niveles- es querer tapar
el sol con un dedo y hacerse tonto uno
mismo. El verdadero culpable es aquel que le permite al régimen hacer lo
que le venga en gana, el culpable es aquel que no exige lo le corresponde, el
culpable es aquel que destroza los bienes de la nación y después se esconde
detrás de la multitud gritando que lo quieren reprimir “y sólo hace uso de sus
derechos”. Quisiera saber en qué parte dice que un cobarde encapuchado puede
dañar la propiedad pública, lanzar proyectiles explosivos y puede salir libre.
Ese tipo de personas son las que nos detiene como sociedad, las que hacen que
aquellos que en verdad luchan por una sociedad justa sean vistos como una
molestia.
Como
comentario final le diré, que mientras
este tipo de cosas sean toleradas y aplaudidas, incentivadas en vez de
controladas, la frase “cada sociedad
tiene el gobierno que merece”, parecerá cada vez más despectiva, sólo recuerde,
que siempre se cosecha lo que se siembra…