Contrario a lo que el titulo
parece indicar el tema de hoy no es directamente el tema electoral, porque de
hecho no estamos en tiempo de algún proceso importante; el tema aquí es como el
llamado “costo político” detiene como siempre el progreso de una nación.
Estaba mirando
la TV cuando me encontré con un tema que me pareció muy interesante; y era que
hablando estrictamente de estadísticas el homicidio doloso había bajado, y de
hecho lleva ya varios años a la baja. La cuestión era que –y en general- la población
se siente cada vez más insegura. Y es que la percepción de la seguridad no está
ligada a cuantas personas son asesinadas, de hecho ni siquiera a la
delincuencia organizada; ya que estos no se enfocan en dañar a las personas, sus operaciones
se centran en obtener de dinero con actividades ilícitas –y no por eso deja
de ser un grave problema- y es que el enfoque está en los delitos comunes, es decir el robo a mano armada,
el robo a casa-habitación, la extorción, el secuestro en todas sus modalidades
y las lesiones.
Estos son los
delitos que en verdad hacen que las personas se sientan inseguras, porque a los que no les ha ocurrido, conocen a
alguien que sí, y algunos ya han sido víctimas del hampa más de una ocasión. Y
es que lo que preocupa de estos crímenes, es que pocas veces son detenidos los
culpables, el sistema judicial poco se preocupa por ellos, ya que no los llenan
de reflectores, como es el caso de los líderes de los cárteles. Además tenemos
un sistema judicial que funciona como una puerta giratoria, penas poco severas
que en vez de servir de escarmiento, invitan a seguir delinquiendo, pues en muy
poco tiempo están de nuevo en la calle. Si a esto sumamos que muchos delitos no
son denunciados, tenemos la receta
para la actual crisis de seguridad.
Y es que la
parte importante es porqué el presidente no ha hacho declaración alguna, y más
aún, porqué ahora que le ha dado por reformar nuestro sistema económico y
político, no ha hecho alguna propuesta acorde a la situación. Las respuestas
son algo evidentes, en primera no ha hecho declaraciones al respecto porque no
sabe –y eso no es un secreto, ya todo el planeta sabe que nos gobierna un
verdadero analfabeta- y nadie se a preocupado por escribirle algún discurso
porque se le considera “un tema perdedor” es decir un tema que lejos de ponerlo
en el clímax político lo colocaría en el
ojo del huracán ya que, ni ha corregido los errores de pasadas
administraciones, ni continua con los proyectos que han funcionada en dichos
rubros. Y por otro lado no se ha hecho ninguna propuesta porque no es un tema
prioritario para los grupos de poder, pues tampoco es un secreto que muchos
gobernantes –de todos los partidos- tienen nexos con el crimen. Si a esto
sumamos el llamado costo político que le traería, más el desprestigio que ya
tienen sus otras reformas; tenemos que el problema de la inseguridad seguirá
por mucho tiempo, pues no se tienen las herramientas necesarias para cambiar la
situación.
Si usted
recuerda el sexenio pasado, y en particular el tema de justicia, recordara las
grandes reformas a la policía federal y la gran inversión que el gobierno hizo,
pero se olvidó de la parte más importante, dotar de herramientas a los
ministerios públicos, a las cortes y sobre todo a las policías locales; y es
que no importa cuán grande sea el presupuesto para estas áreas, no se le puede
ordenar a un fajo de billetes que salgan y combatan el crimen, es necesario que
la gente esté capacitada, entrenada y tenga a su alcance todas y cada una de los
instrumentos que necesita para sus funciones.
No es posible
saber cuándo ni cómo se resolverá el tema, pero de momento lo dejo aquí, no sin
antes recordarle que debe evitar a toda costa ser parte del problema, recuerde
es igual de criminal el que roba una casa como el que se pasa un alto,
contamina impunemente, se estaciona en lugar prohibido y demás cosillas que muy seguramente usted o
personas cercanas hacen.