miércoles, 16 de octubre de 2013

La culpa la tienen nuestros padres



Así es, la culpa de que en estos momentos estemos perdidos –como sociedad- la tienen nuestros padres y los padres de sus padres y así seguimos una generación, tras otra. No es que me haya vuelto loco o que apruebe las tonterías de los demás que justifican sus crímenes con traumas en su niñez; lo que digo y más adelante procederé a explicar es como esa formación que recibimos de pequeños -y que algunos ahora transmiten a su progenie- es la culpable de que estemos metidos en tantos líos y no permite que nos desarrollemos por completo en la sociedad.
                El problema es que desde pequeños nos han marcado con varias frases, que si bien no están malintencionadas, si limitan después nuestro actuar, el ejemplo más claro es “siempre obedece a tus mayores” con todas las variantes de no molestar, preguntar, interrumpir y demás cosas que usted y yo hemos escuchado desde pequeños. Ésta frase causa que siempre nos veamos obligados a actuar conforme a las reglas de “los mayores”, y después de la autoridad; aunque lo que se nos pida no sea correcto e incluso sea perjudicial, así si alguien de más edad, rango, puesto o con más autoridad nos pide hacer algo con lo que no estamos de acuerdo, nos veremos envueltos en el dilema moral de actuar en consecuencia. Los efectos los vemos en el día a día con nuestras autoridades, si hacen algo que está mal, si su gobierno no es el que queremos, dada ésta marca que tenemos desde pequeños los dejaremos actuar y hacer prácticamente lo que les plazca pues siempre se nos enseñó a obedecerlos y respetarlos. En resumen, por eso muchos están en sus casas sin hacer nada aun cuando la corrupción y el mal gobierno de su país los está a llevando a toda clase de crisis, limitaciones y vejaciones, porque nunca se nos enseñó a decir que no estamos de acuerdo, sólo nos enseñaron a obedecer sin preguntar, pues si lo hacíamos y nos negábamos, recibíamos un golpe o un regaño.
                También se educa a la gente para ser mediocre y que está lista para conformarse y no luchar por nada más… ¿Le parece exagerado? ¿Le son familiares las frases “la intención es lo que cuenta” o la que es más perturbadora “lo importante no es ganar, si no competir”? Esas son, a todas luces, frases de gente mediocre para justificar sus fracasos, y lo peor es que mucha gente las utiliza creyéndolas reales y hasta justificándolas. Así pues muchos han crecido con la idea de que el esfuerzo que hagan siempre será el suficiente, pues tenían la buena intención de hacerlo bien, dígame usted si ¿eso es real? Cuando entrego algún proyecto terminado a su jefe –o maestro- y no lo hizo bien ¿le basto con decir que su intención fue hacerlo correctamente? La respuesta es obvia, no y como consecuencia de ellos se llevó un regaño y probablemente alguna sanción –monetaria o en evaluación.-
                Ahora, y siguiendo con la otra frase, es obvio que si usted compite –en lo que sea- es porque quiere ganar, si esa no es su intención, entonces ¿Por qué pierde su tiempo, y más aún le hace perder el tiempo a los demás, si su intención no es ganar? ¿Vale la pena gastar ese tiempo? Estimado lector en esta vida se pueden perder muchas cosas, pero el tiempo no vuelve, lo que hizo o dejo de hacer ya quedó atrás y nada que haga podrá devolverle el tiempo. Por otro lado usted puede no estar seguro de ganar,pero que esa no sea una limitante en su empeño.
                El tema ya está dado, ahora lo invito a meditar acerca de todas esas frases que lo han marcado y que el día de hoy son más un obstáculo, que una motivación, siga el ejemplo y no limite a los pequeños –y a los grandes tampoco- instrúyales que hay que seguir las reglas, pero sólo si son buenas, justas y correctas, de otra forma enséñeles –y a usted mismo- a dar su opinión y si es necesario a negarse y manifestarse, de otra forma son parte del problema, recuerde que lo que no es la solución es parte del problema.

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