viernes, 21 de marzo de 2014

Aprender a aprender

Como ya lo había escrito en entradas anteriores (de hecho las del año pasado) uno de los grandes problemas que tiene la sociedad -sin importar de dónde o cuál- es el bajo nivel educativo, y no solo porque el sistema de evaluación de casi todos las naciones –en este caso, latinas- se dedique a fomentar la mediocridad y el conformismo, sino porque –y lo que es muy preocupante- a las personas no les interesa aprender en lo más mínimo, de hecho la mayoría no tiene idea de cómo aprender algo nuevo.
                Y es que podría parecer una idea totalmente absurda, pero es una triste realidad, la mayoría de la gente –y no solo estudiantes- no sabe cuál es el proceso para aprender. La prueba la tenemos todos los días al ver a gente tratando de obtener nuevos conocimientos con solo repetir una y mil veces información que no comprenden.
                Y es que es muy sencillo –relativamente- aprenderse uno o varios párrafos de información y recitarlos como si se tratase de una poesía, pero eso de nada sirve, puede que lo saque de un apuro ya sea en un examen o una entrevista, pero jamás será útil, pues solo se dedicó a repetir, pero nunca lo razonó, lo cual hace que tan rápido como fue memorizado, la información sea desechada.
                Y es que la mente es algo más compleja, pues para que todas esas ideas que nos llegan se conviertan en conocimiento real, que estará disponible para cuando lo necesitemos no basta “lanzar” toda la información que captamos. Primero es necesario razonarla y analizarla, comprender su verdadera utilidad y es ahí cuando en verdad aprenderemos.
                Es sencillo notarlo, basta con entrar a cualquier escuela un par de días o incluso horas antes de la temporada de exámenes, veremos a cientos de estudiantes repitiendo todo lo que dicen sus apuntes, como si fueran unos zombis. Para algunos podría resultar efectivo, pero para la mayoría será una pérdida de tiempo, pues pasados unos días, no tendrán ni una idea, incluso si se les pidiera hacer el mismo examen, muy probablemente cometan más errores.
                Si a esto sumamos las ideas preconcebidas que mal-informan a los alumnos, pues tenemos la receta para el desastre, y es que están desde los que se conforman con simplemente pasar una evaluación con las calificaciones mínimas, hasta los que traen sus miedos y traumas desde la casa. El ejemplo más claro está en el mito que dice que las matemáticas son difíciles –y en algunos casos están lo que las creen innecesarias, creadas solo para torturar alumnos- cuando la realidad es opuesta, las matemáticas son sencillas pues nunca cambian 1+1 siempre serán 2 –si existe el sistema binario y se puede aplicar a otros ejemplos, pero ese no es el tema aquí, además solo es un ejemplo- así pues aunque en alguna operación matemática existan letras u otros símbolos,  cada expresión es una operación a realizarse, cada letra y numero tiene su propio valor y existen las fórmulas para resolverlas. La cuestión es que muchos se complican cuando llegan a temas de algebra, y empiezan con las letras, pues nunca aprendieron que esa letra o símbolo representa una operación a realizar, y que no toda ecuación se resuelve de manera directa… cada operación tiene un orden y un valor, y si realmente se comprende cual y como se hace, jamás tendrán problemas por muy complicada o larga sea la ecuación.

                Dicho esto, lo importante no es leer y repetirlo todo varias veces, sino comprenderlo una sola vez, pues cuando realmente se entiende una idea, es en ese momento cuando en verdad se aprende. Pues si se es capaz de razonarlo y aplicarlo, no importa cuán difícil sea ni cuánto tiempo transcurra, siempre será capaz de aplicar ese conocimiento.

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