Desde tiempo atrás sabía que lo nuestro había
terminado, lo supe, no sé cómo pero lo sabía, ya nada era igual que antes,
pasábamos horas divirtiéndonos pero los días ya no eran alegres, ya no había
risas ni planes, lo nuestro ya era, más bien, costumbre. Me partía el alma
saber que ya poco quedaba entre ambos, pero también era consciente que no puedo
obligarte a seguir conmigo, no puedo obligarte a amarme, así que en aquel lugar
desolado, cuando nos preparábamos para una nueva aventura, tome el valor
necesario para decirte lo que ambos ya sabíamos, que todo había llegado a su
fin.
Por un momento
conserve la esperanza que estuviera equivocado, pero no era así, tú lo
confirmaste y hasta sentías cierto alivio que fuera yo quien diera ese primer
paso. Eso no fue un obstáculo para que continuáramos con nuestras andanzas y
aventuras en aquel lugar, ya que habíamos terminado en buenos términos y siendo
sinceros el uno con el otro.
Pasaban los días, las
semanas y seguíamos en contacto, después de todo aún éramos amigos y
compañeros, no había nada raro en ello, de hecho seguíamos contándonos nuestras
cosas, pero la que más me desconcertó fue el hecho de mezclar tu deseo de ser
madre, cosa que se convirtió en tu mayor obsesión, con querer salir con el
primero que te lo propusiera; como tu amigo te aconseje que dejaras claras las
ideas y no mezclaras una cosa con la otra, ya que ibas cometer un grave error.
Parece que mis
palabras no te alegraron mucho, pero fueron lo más sinceras que te pude dar, ya
que nuestra historia había acabado, comprendí que la vida sigue, pero no al
ritmo vertiginoso al que la querías vivir. Pasaban los días y no dabas señales
de vida, ni siquiera aparecías en los lugares que frecuentábamos y las pocas
veces que te vi fueron solo para irte tan rápido como habías llegado, cosa que
me parecía rara, pero no le di mayor importancia, total, ya era uno más en tu
vida. Esto en verdad no me molestaba, pero lo que si me hizo enfadar fue
aquella charla donde no solo me decías malinchista, sino arrogante, snob y
cosas más que no puedo repetir, y lo más irónico es que todo comenzó por que te
llame por un diminutivo que siempre había utilizado contigo, con mucho cariño y
que nunca te había molestado; eso de verdad me hizo enojar, pero hice a un lado
me enojo y termine nuestras actividades tal y como estaban planeadas, al final
seguías siendo mi amiga y debía cierta comprensión.
Después llego aquel
trágico día donde parte de mi mundo se desmoronó y no por algo que me haya
sucedido a mí, pero sí a alguien que es muy especial para mí y lo que le
afecte, me afecta a mí de igual forma... con todo que aún seguía algo molesto
hice a un lado mi orgullo y decidí hablarte, pedir disculpas y solicitar tu
ayuda; ya que para mí fortuna eras la adecuada para ese caso. Con cierto
beneplácito por tu parte arreglamos tanto nuestros problemas como aquel que me
aquejaba, y del cual te conté hasta el último detalle, aun por más humillante y
tétrico que fuera, ya que te tenía confianza y en cierta forma era necesario
decírtelo.
Hasta aquí todo iba
bastante bien, o al menos eso aparentaba, ya que seguíamos siendo amigos y nos
ayudábamos en lo que podíamos, pero yo seguía aun con pedazos de mi ser aun
hechos trizas, así que continuaba contándote mis penas y escuchando tus
consejos; ya que como te lo dije para mi aun eras una persona muy especial, que
vino a llenar un hueco en mi corazón y en mi alma, ya que habías aparecido
justo cuando perdí al motor de mi vida.
Pero ese mensaje, ese
maldito mensaje o mejor dicho esa conversación; de verdad aun me llena de rabia
lo que pasó aquel día; y no sólo por que como ya se te estaba haciendo
costumbre malinterpretabas mis palabras sino que descaradamente confesabas que
le habías entregado mis secretos y los de aquella persona a un perfecto
desconocido y sólo por quedar bien.
Créeme mi enfado y mi
decepción no fue saber que salías con alguien más ya que eso me lo habías
anticipado; ni que permitieras que alguien más se metiera con tu intimidad, ya
que ese es asunto sólo tuyo y de nadie más (aunque debo recordarte, que ese fue
el gran error que te llevo a ese abismo del que tardaste años en salir y del
que sin ser condescendiente te ayude a salir; de una forma u otra). Mi molestia
era que traicionaste deliberadamente mi confianza, no sólo me exhibiste a mí,
sino a esa otra persona; cosa que jamás olvidare y nunca perdonaré; porque lo
veas a si o no esa de verdad fue una traición, si entregue mis secretos es
porque tenía confianza en ti, así como tú la tuviste en mí, porque tus cosas,
esas cosas que me contaste con el pasar de los años, nadie, absolutamente nadie
las sabe más que yo. Sólo espero que haya valido la pena; porque sería una lástima
que hayas perdido mi confianza, mi amistad y aprecio por alguien que ni
siquiera te toma lo suficientemente en serio.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario