Hace un par de meses una buena
amiga me invito a un grupo de Facebook, cuya finalidad no era otra sino
reportar páginas que llamaremos “inapropiadas” dentro de dicha red social. Sin
pecar de puritano decidí seguir con
el proyecto de mi amiga y denunciar dichas páginas, siempre enfocándome en
páginas que contenían imágenes de menores. Para mi sorpresa y contrario a lo
que se podría esperar, son demasiadas páginas que no sólo tienen imágenes de
menores semidesnudas o desnudas, si no que se promocionan abiertamente y a
nadie parece importarle.
Y
es que como ya lo escribí, no quiero caer en el puritanismo, no es lo mismo una
imagen de una adolescente que pose de manera atrevida –que aunque a muchos no
les parezca, tampoco tiene nada de malo- a ya las imágenes que se encuentran en
varios sitios que son poco menos que pornografía infantil.
Lo
que me preocupa son 2 cosas, una que Facebook permita la proliferación de
dichos sitios, ya que, y por ejemplo no tiene una herramienta para reportar ese
contenido inapropiado en ninguna de sus diferentes categorías de denuncia. Así
que salvo que el sitio tenga muchas denuncias por contenido o contenga muchas
imágenes explicitas, algunos perfiles aún siguen activos. La otra cosa
preocupante es que son los mismos adolescentes los que suben dichas imágenes a
las redes sociales.
La
cuestión es que no se ponen a pensar en las consecuencias de subir ese
contenido a sus perfiles –que en su mayoría son públicas, así aunque no los
tengan agregados, se pueden ver completos sus muros- o en otras páginas que comparten contenido. Y es que lo más
valioso que todo ser humano posee es su imagen y reputación, que desde ese
momento queda en entredicho, pero hay otras consecuencias peores, por ejemplo
sujetos que se aprovechan de eso para extorsionar a las jóvenes. Y no es que
les pidan directamente dinero, muchas veces se les chantajea con publicar dicho contenido en la
red, o compartirlo con familiares y amigos, todo esto a cambio de que sigan
compartiendo imágenes o videos cada vez más sugerentes. Y así el problema crece
y crece llegando en algunos casos hasta a las violaciones.
Algunas
ocasiones todo esto empieza con el llamado sexting
–compartir imágenes subidas de tono o
incluso desnudos, por medio de mensajes vía celular- y poco a poco se convierte
en un problema que complica y llega a afectar la vida de los adolescentes.
Por
otro lado no podemos ir por el mundo repartiendo culpas, ni a las redes sociales
ni a la tecnología es más ni siquiera a la juventud moderna. El internet no es el culpable, solo el reflejo de nuestra
sociedad, ya que la red no crea contenidos, sólo comparte lo que en ella hay. Los
celulares, video cámaras y demás son únicamente herramientas y de nosotros
depende como las usemos. Y finalmente los jóvenes de ahora y los de antes son
exactamente igual, tampoco debemos escandalizar, los adolescentes de hace 50,
100 o incluso 200 años eran igual a los de ahora, la diferencia es que antes no
había cámaras por todos lados ni redes sociales que pusieran en evidencia a
dicha juventud.
El
verdadero problema es que no se les enseña a tener una vida propia, a no imitar
a nadie más ni buscar popularidad. No se les enseña que hay cosas que sólo les
pertenecen a ellos y deben permanecer en privado, porque cuando tu vida privada
se convierte en pública, en ese momento las cosas ya no dependen de ti y lo que
te guste, sino de lo que los demás quieren y opinan… y eso ya no es vida.
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