Hace unos días el excandidato de
las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador –que está prácticamente convertido
en un Mesías por sus seguidores- tuvo la “ocurrencia” de levantar a una
denuncia ante la PGR contra Enrique Peña Nieto por el delito de traición a la
patria…
Y
digo –y creo que todos piensan lo mismo- que fue una ocurrencia, ya que la Procuraduría,
jamás llevará a acabo ni una investigación por dicho delito y menos aún hará
algo en contra de su jefe. Fue entre otras cosas, un suceso que busca lo mismo que siempre ha
buscado... Llamar la atención y hacernos creer que es nuestro único salvador.
SI
bien AMLO fue un gran candidato durante el proceso de 2006, se debe reconocer
que el sujeto perdió el piso desde mucho antes de las elecciones, a principios
de ese año, ganaba en todas las encuestas 2 a 1, pero su perdición fue él
mismo. Faltó a los debates, empezó a insultar a sus rivales y simplemente se sentía
presidente mucho antes de las elecciones, y como todos sabemos la soberbia, más
la compra masiva de votos y los “truculentos” movimientos en el IFE hicieron el
resto.
Desde
ese momento y hasta ahora lo único que ha hecho es dividir aún más a la
izquierda mexicana, ya que desde su muy particular punto de vista, todo aquel
que no está a su favor, es su enemigo. Sus berrinches políticos, le han costado
al PRD elecciones, y eso se notó bastante en las elecciones de 2012, un PAN a
la deriva, pues como se demostró en 2 sexenios jamás tuvo el valor para hacer
las reformas que realmente nos hubieran ayudado, ya que temía perder las
elecciones por lo impopulares que serían en las altas esferas (el voto fuerte
del PAN), el PRI venia levantando, pero su candidato solo habría la boca para
dar pena ajena, y AMLO, bueno su segunda oportunidad la perdió cuando empezó a
sumar a su proyecto a gente indeseable (tenemos a Camacho Solís, Bartlett y demás
gente fina que en PRI solo se dedicó a robar), de nada servía su gran gabinete;
si toda su estructura política estaba llena de gentuza.
Pero
fueron los casos a nivel estatal y municipal, donde la izquierda jamás pudo
sacar a un solo candidato, los tres partidos participaron en solitario; el
resultado es obvio, en casi todo el país, la izquierda sumaba hasta el 50% o más
de votos, pero como no tenían candidato común el porcentaje se dividía y
ganaban los candidatos de los otros partidos.
Desde
hace varios meses, AMLO ha buscado formar su propio partido político –como ya escribí,
algo que sea a su gusto y esté para sus caprichos- lo cual en una democracia
sana no sería un problema, pero aquí, aquí ya es otra cuestión. En México no
necesitamos más partidos (ya que el señor Noroña, igual ex-perredista; pretende
hacer lo propio) lo que se necesita es que el partido más grande de los de izquierda
(en este caso el PRD, tercer fuerza política en el país) deje de ser una copia
del PRI, pero más radical.
Urge
que en las elecciones internas regresen esas figuras políticas que han vivido
en el letargo y vuelvan a darle ese aire libertador ¿de qué sirve tener 50
partidos, si ninguno tendrá la fuerza para ganar alguna elección? Lo que
necesitamos no es un partido que haga la voluntad del candidato, lo que
necesitamos es un candidato que esté dispuesto a luchar por nosotros, que no le
interese quedar bien con nadie, sino hacer su trabajo, que es, asegurar nuestro
bienestar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario